El buzón de las palabras olvidadas

Me estoy comiendo al mundo en una hamburguesa con cheddar y beacon. Pd: Le permito modificar la comida que usted prefiera, siempre y cuando, se encuentre como yo.

¿Quién diría que un acto (inserte la palabra tabú que más prefiera) me entregaría toda la confianza que nunca tuve en mi misma?

Recuerdo que cuando era chiquita, mi primer pensamiento al pisar un patio grande lleno de pasto, era encontrar un trébol de cuatro hojas. Todos conocemos el mito sobre la suerte que portan, y para mí, en aquellos tiempos, hallar un pequeño ejemplar era lo que más anhelaba; así de una vez por todas, el destino cumplíría con su parte. Luego de varios años (frustrados, ya que jamás encontré ninguno) aprendí que lo bueno nos llega cuando nos esforzamos, porque empeñamos hasta la última gota de nuestro cuerpo para realizar nuestras metas; porque trabajamos. Solo nosotros podemos alcanzar esa suerte y felicidad. Y por más que deseáramos que exista el destino, o los tréboles de cuatro hojas, todos los méritos que obtengamos van a funcionar gracias a nosotros mismos.

El mundo se esta yendo al carajo y yo lo estoy escribiendo

Es esencial, vital, sustancial, que aprendamos a convivir con nuestras propias ideas.

Cada día intento superarme un poco más, poniendo de lado mis defectos y aceptándome tal cual soy.

En la vida nos cruzamos con personas con las que no nos importa prometer lo imposible.

A la humanidad le faltan ganas de decir lo que verdaderamente siente. Se escuchan muchas voces calladas, se oyen muchos silencios de reclamos.

Busqué en google textualmente: ¿Qué es lo que más vale? Las respuesta no los sorprenderá... (¿O, sí?)

Alguien me dijo que mi boca es una impresora de mi cerebro.

Sospecho que en general, tendemos a olvidar la importancia que dispone nuestra opinión respecto a nosotros mismos y anteponemos la visión de los demás, por el básico y absurdo hecho de agradar a la sociedad.

Plasmar un sentimiento con lápiz o crayón vale mucho más. Ese fue el motivo por el cual me enamoré de escribir. Noté que al esbozar una idea en papel adquirimos valentía; pasión; y llegamos a formular historias con emociones más fuertes que nosotros. Lo que no logramos soltar en palabras, lo convertimos en escritos inimaginables. Nunca planeamos que a alguien le conmoverían nuestras memorias, nunca nos pusimos a pensar que alguien le podía otorgar trascendencia; pero finalmente ese alguien aparece. Ahí las cosas cambian. No basta solo escribir, buscamos; creamos; aspiramos a más. Ya que cuando "alguien" nos demostró su atención (jamás sabremos específicamente a qué, o el porqué) valemos más.

Cuando disfrutamos intentamos suspender el tiempo y retener lo lindo, pero al mismo tiempo experimentamos un mundo que corre a cada minuto más rápido. La felicidad nos suena efímera y la sentimos de igual manera. Sin éxito imaginamos un aparato que frene todo. Cómo nos gustaría quedarnos en ese instante...

A veces advierto que "la existencia" establece pequeños detalles (imagínenlo como su mayor problema) que a uno lo van destruyendo de a poquito.

Hoy sentí, y no por primera vez, que los últimos diecisiete años de mi vida (la duración de mi finita existencia) estuve encerrada en una cápsula que en cualquier instante puede explotar. 

Comunico al lector (un dato muy personal sobre mi) que la mayoría del tiempo, me veo obligada a  reprimir mi cariño ya que este es extremamente excesivo; y resulta ser que si lo libero solo un poco, me encontraría incapaz de ocultarlo nuevamente.

El buzón de las palabras olvidadas tiene un lugar especial guardado en mi. El buzón de las palabras olvidadas fue/es/será donde todo comenzó.