Jamás me enamoré, pero sí que me gusta la vida: Sus ciudades, las pocas que recorrí y las que ví por fotografías. Su gente, con su cultura, su idioma, su lenguaje. La música y los libros. Las palabras dichas, las ocultas también. El aroma a tierra mojada, a verano, a rosa. El sonido del mar y de los transeúntes. El café de las nueve, o el té de las cinco. La luna, el sol, las estrellas. Lo que no conocemos aún; la muerte, los autos voladores, Plutón. Jamás me enamoré, ¿o sí lo hice?